Villa Gesell

Mi lugar de veraneo durante parte de mi pubertad fue villa Gesell: eran tiempos de jugar a la pelota en la arena hasta el atardecer, perderse entre medanos y pinares, ir a los jueguitos por la noche, jugar a enterarnos, hacer bodyboard y muchas cosas más. Luego durante mi adolescencia fue el escenario de mis primeras vacaciones con amigos: la locura de alquilar una casa para seis y meter a diez, las borracheras antológicas, cerveza de día y de noche, los primeros porros, los amores de verano, los levantes, las vomitadas, los asados. Tengo muchas anécdotas de esos veraneos, todas bien locas, por ejemplo esta: estábamos en una casa que habíamos alquilado, y un amigo que estaba muy fumado, se fue como si fuera un mono a comprar caramelos de coco hasta un kiosco a un par de cuadras, diciendo “ coco”, “ coco”, “ coco” , nosotros lo vimos salir de la casa agachado como un mono y lo vimos llegar igual, no sé si por la calle habrá hecho lo mismo, lo cierto es que quedo como un mito, que anduvo por la calle como un monito.