Monday, December 20, 2010

Próceres de ayer y de hoy



Ser prócer significa ser o haber sido un personaje polémico. Hombres más allá del bien o el mal, de los que no se puede decir nada objetivo, son amados u odiados, según cada subjetividad. Hace poco en río gallegos, nuestra presidenta renombró la calle Julio Argentino Roca por el de Doctor Néstor Carlos Kirchner, desatando una polémica que provoco la renuncia de la titular de toponimia. Para algunos este flamante prócer inicio una gran revolución política; para otros fue uno de los presidentes más nefastos que tuvo la argentina. De lo que no caben dudas, es que sus maneras eran muy violentas, un fiel representante de la política de la crispación, en la que lo único que valía era atacar al que no pensaba como él. Tras su muerte, la desgracia funciono como una estrategia de marketing para mejorar la imagen pública de la presidenta. El globo del mito comenzó a ser inflado por el pueblo sugestionado por el gobierno. Tenemos dos próceres polémicos, uno acusado de una matanza de indios en la Patagonia, otro de ser un psicópata del poder, ¿ Al final, a los argentinos, nos gustan, aunque nos hagamos los buenos y lo neguemos, los déspotas? ¿ Los necesitamos por alguna razón inconsciente? ¿Quien merece más llevar el nombre de una calle Roca o Kirchner? No hay una respuesta inequívoca a esta pregunta, solo se puede tomar partido por uno u otro como en natural que suceda. Para hacer un poco de justicia, habría que recordar que gracias a Roca, hoy la Patagonia no es británica. Fue él quien con sus gestiones hizo que podemos conservar la soberanía sobre estas tierras.


Es cierto que Roca tuvo su costado oscuro, pero aún así merece ser un prócer. No como Néstor Kirchner, que si es prócer, pero de barro, sólo hace falta un mirada aguda para que haga agua por todos lados.

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