
Tuve la suerte de vivir a metros del canal de Beagle, por lo que uno de mis pasatiempos fue mirar los pájaros que planeaban sobre el agua. Como el clima es seco, a veces sentía menos frío que acá, aunque la temperatura fuera más baja. A cada paso que uno da, los fantasmas de los piratas, de Fitz Roy, Darwin, Jimmy Botton , rondan por ahí, perdidos como almas en pena. Por el desequilibrio climatológico que se vive a nivel mundial, y esta isla no queda exceptuada, de pagar este impuesto, yo llegué en septiembre y todavía no había nevado en la ciudad, cosa rara, pero en octubre sí, se desato con toda la furia contenida una hermosa tormenta de nieve, pero no fue como en las películas yanquis en las que todos quedan atrapados en sus casas, no, fue un espectáculos que disfrute desde la ventana, nunca había visto nevar tanto, en cuestión de horas todo quedo cubierto de blanco, el auto casi no se veía, fue lo más lindo que vi en mi vida.
La sociedad Fueguina se maneja en círculos cerrados, hay poca vida social al aire libre, las razones son obvias, la poca que hay transcurre en las casas, bares o restoranes, al abrigo del calor. Una tarde que caminaba sin rumbo fijo me metí en una feria ( cubierta) donde conocí a uno de esos personajes típicos de Usuahia, los trotamundos, una húngara que hacía un par de años se había establecido ahí, que hacía unos ceniceros de hoja de lenga muy bonitos. Lo que me pareció loco, fue que siendo la mina traductora en 5 idiomas, habiendo estudiado arte en España, elegía vivir al día de las artesanías en una pensión de mala muerte con prostitutas y marineros, una aventurera que me conquisto.
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La naturaleza que me rodeaba era impactante, sus silencios me ayudaron a mirar hacia mi interior, hasta que llego el momento de volver a reencontrarme con mi gente, ya había absorbido todo lo que necesitaba para volver a casa renovado y feliz……
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