
recorrerlo dejándome cautivar por los maniquís con cabeza de perro, los cuadros de colores brillantes y la música de ambientación. ¿Tiene sentido decir no entiendo el arte, como excusa para no ir al museo? ¿No es una forma de la pereza mental para no enfrentarse al trabajo de pensar? La gran mayoría de la gente disponemos de conocimiento básicos acerca del arte; por eso es la búsqueda de nuevas sensaciones y modos de ver los costados misteriosos de la vida, el motor principal de que los novatos concurramos a los museos. Es simple, es mirar con los ojos de un niño que conoce por primera vez el mar, y queda maravillado por esa masa de agua imponente.
Se acerca la hora del concierto, salgo del museo. Estoy lleno de satisfacción por haberme regalado una tarde con aquel niño curioso que nunca me abandona.
Se acerca la hora del concierto, salgo del museo. Estoy lleno de satisfacción por haberme regalado una tarde con aquel niño curioso que nunca me abandona.
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