Monday, December 17, 2007

Abundancia de vida

Les cito un fragmento de Nietzsche que se llama “ el mal entendido más peligroso”:


Se trata de un concepto que aparentemente no admite ninguna confusión, ningún equívoco: es el del agotamiento. Este estado puede ser adquirido, puede ser hereditario; en uno y otro caso el agotamiento modifica el aspecto de las cosas, el valor de las cosas…

Al contrario de aquel que, desde el fondo de la abundancia que representa y siente, da espontáneamente a las cosas, enriquece las cosas viéndolas así más plenas, más poderosas, más ricas en el porvenir –que en todos los casos sabe colmar de dones-, el agotado empequeñece y echa a perder todo lo que ve, empobrece el valor: es dañino…


Ningún desprecio parece posible: y no obstante, la historia atestigua el hecho horrible de que los agotados siempre fueron confundidos con los seres plenos y las naturalezas superabundantes con las más dañinas.


El ser falto de vida, el débil, empobrece aún más la vida: el ser rico de vida, el fuerte la enriquece…

El primero es el parásito de la vida: el segundo le proporciona sus propios dones…

¿Cómo fue posible la confusión?

Cuando el agotado entraba en escena con todos los gestos de la suprema actividad y de la suprema energía, cuando la degeneración determinaba un exceso de la descarga nerviosa o intelectual, se lo confundía entonces con el rico… Inspiraba temor…

El culto del bufón es siempre el culto del que es rico de vida, de poder.

El fanático, el poseído, el epiléptico religioso, todos los excéntricos quedaron como los tipos supremos del poder, como divinos.

Esa suerte de fuerza que suscita el temor era considerada, ante todo, divina; aquí la autoridad tenía su punto de partido, y es en ese punto que se interpretaba, que se percibía, que se buscaba la sabiduría…

Casi por todas partes comenzó a desarrollarse una voluntad de` divinización`, es decir, de degeneración típica del espíritu, del cuerpo y de los nervios; una tentativa por encontrar la vía hacía esa forma más alta del ser.

Enfermarse, volverse insensato: provocar los síntomas de la ruina- eso significaba hacerse más fuerte, sobrehumano, terrible y más sabio: de esa manera, se creía llegar a ser tan rico en poder como para poder darlo. En todas partes en las que se ha adorado, se buscaba semejante dador.

Lo que inducía a tal error era la experiencia de la embriaguez. Esta conduce a un grado máximo el sentimiento de poder, en consecuencia, ingenuamente se juzgaba que conducía al poder mismo.

Era necesario que el supremo grado de poder se encontrara el más embriagado, el extático.

Hay dos puntos de partida para embriaguez: la superabundancia de vida y un estado de sustentación mórbida del cerebro.


Como toda idea de Nietzsche, siempre potente, cautivadora, vital, combativa, reveladora, emocionante…. Y esta no es la excepción, es un placer leerlo, ya que nos llena de energía a los que lo disfrutamos plenamente sin prejuicios. Encuentro este fragmento palpitante de mucha modernidad: en la era medieval, el agotado era lo más común, pero ahora vemos camino a otra cosa, por suerte…

No comments: