Una historia para recordar

Estoy leyendo el libro amor y anarquía, de Martín caparrós. Es la ya conocida historia (verídica) de María Soledad Rosas, quien pasó de ser una chica del barrio norte a ser una anarquista en Italia. A raíz del fatídico final que tuvo, me resulta interesante pensar: en la posibilidad de que aceptar nuestro destino, implique en algunos casos, correr riesgos como forma de pagar un precio por jugarnos por lo que queremos. En este caso creo que hubo un cierto grado de inocencia de parte de ella. Sole llegó a Italia en 1997, con la idea de pasar unos meses recorriendo Europa. Un día buscando donde hospedarse por poca plata o nada, fue a dar con una casa donde conocería a la gente que le cambiaria la vida, y a la ideología que marcaría su destino. Luego de convivir unos meses, comprendió que ése era su lugar, y se convirtió en una anarquista más. Al leer todo lo referente a su vida anterior, hay ciertos indicios que muestran que era una chica a la que no le gustaban las normas establecidas. Igual no deja de ser sorprendente el cambio que se produjo en ella. Aproximadamente un año después apareció ahorcada en la cárcel donde se hallaba presa, acusada de terrorismo. Vale aclarar, que la policía hizo una investigación jugando sucio, inventando pruebas falsas e icomplemetas con el fin de acabar con un grupo de gente que mal o bien, querían vivir de una forma diferente.