Thursday, February 22, 2007

Arte argentino

Una obra de arte, por lo menos las más famosas, suelen perdurar a lo largo de los siglos, dando la impresión de que son inmortales. Para lograr esto se les presta un cuidado especial para su conservación. Es indiscutible que la capilla sixtina pintada por Miguel Angel o Las mininas de Velásquez queden como herencia de estos grandes de la pintura, nadie quisiera que algún día desaparecieran.


En Palais de Glace hay un objeto instalación de la argentina Isabel Chedufai que resulta interesante por lo que plantea. Se trata de un corazón artificial hecho con sondas. Éste está en una especie de pecera con agua que simula ser formol. Por un proceso de oxidación se va ir descomponiendo , y esa metamorfosis que se irá produciendo será registrada con fotos. La idea de la autora es la de romper con el dogma de que la obra de arte tiene que ser eterna, ella también tiene derecho a morir. En mi opinión las instalaciones producto del arte contemporáneo son valorables en cuanto que proponen un concepto o una idea, y no tanto por la creación en si mismo.


2 comments:

Anonymous said...

Coincido plenamente con tu idea. De hecho, es el valor del mingitorio de Duchamps, recontextualizado en la sala de un museo de arte. O del silencio para piano compuesto por John Cage, en su obra 4:33 (el pianista se sienta ante el piano y ejecuta un silencio que dura, precisamente, 4:33 minutos...).

No es el mingitorio, ni el silencio, lo que merecen ser llamados arte. Pero sí el concepto que subyace a su presentación como tal. Los ejemplos serían, por cierto, muy numerosos.

Más allá de eso, podríamos preguntarnos, en relación a la "eternidad" de la Gran Obra de Arte (los frescos de la Capilla Sixtina, ponele), si ellos son vistos hoy del mismo modo en que fueron vistos en el tiempo en que fueron creados. Porque tal vez, incluso sin haber cambiado, esas obras de arte tampoco sean ya las mismas, por haber cambiado quienes las aprecian.

Pero es sólo un tal vez.

Santiago Javier said...

Me parece muy bueno eso que plantias de pensar como se ven hoy las obras del pasado. Sería muy obsoleto seguir viendolas con el mismo cristal, nuestra mirada debe crecer.