Hace unos meses empecé a recordar con mayor precisión mis sueños. Antes solo tenía recuerdos poco claros, o directamente no recordaba nada, al levantarme se me olvidaba todo. Ahora algo cambió en mí, no sé exactamente que. Quizá sea el hecho de estar escribiendo con continuidad, lo que me hace estar muy observador y con una mayor capacidad para recordar todo lo que quiero volcar luego a mi blog. Y a raíz de esto me pregunto, ¿cual es el motivo de que haya gente que dice no soñar? ¿Es realmente posible? El soñar tiene que ver con estar conectado con uno mismo, y si a través de de los sueños vemos: nuestros miedos, anhelos, fantasías sexuales y demás cuestiones humanas, los que no sueñan no tienen una buena conexión consigo mismo. Seguramente vivan una vida muy frívola y aparenten ser hiper seguros; y cuando una persona les cuenta un sueño con detalles, la miran con extrañeza. Nunca lo van a admitir, se mueren de miedo de que les pase lo mismo. Encontré una cita anónima que puede ayudarnos a entender su temor: “El sueño no es la imagen de la muerte, como se ha dicho; el sueño es la caricatura de la muerte”.
Tuesday, February 20, 2007
Sueños de amor, de locura y de muerte
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1 comment:
El sueño puede ser tantas cosas. De hecho, no se sabe a ciencia cierta por qué ni para qué soñamos. Aunque es claro que TIENE que cumplir una función biológica. Que hasta el momento desconocemos.
Todos soñamos. Pero se puede recordar o no el sueño. Depende de cómo salgamos del mismo, por ejemplo (al despertar violentamente, la imagen del sueño persiste nítida durante un tiempo). O de las condiciones particulares del soñante.
Luego, claro, está lo que admitamos recordar o no del sueño. Relatividad del psicoanálisis: no sólo no recuerdo todo lo que sueño, sino que no narro todo lo que recuerdo. Si soñé que tuve sexo con mi hermana, probablemente disfrace ese sueño de alguna manera al narrarlo. Y encima el analista interpretará, desde su propia perspectiva, eso que ya se le entrega amputado y deformado...
Como sea, te recomiendo un excelente libro de Pablo Chacón titulado Historia universal del insomnio. En relación a estos temas, no tiene desperdicio.
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