La última que vi

Desde principios de este año vengo poniéndome al día con el cine, anteriormente el monopolio de mi atención lo tenía la literatura. Al descubriendo este mundo casi desconocido para mí, le tome el gusta a las imágenes y sonidos. Cuando leemos todo hay que imaginarlo, gracias a la cinematografía podemos ver materializada la imaginación, los lugares y escenas cobran mayor vida. Y no estoy diciendo que el libro ya no tiene tanto valor para mí, solo digo que en este momento de mi vida para mí “ no hay nada mejor que una buena película.” Hay una objeción, eso si, que tengo para hacer, cuando se pasa una novela al cine, prefiero el libro, salvo en algunos casos excepcionales.

Hoy vi “luces al atardecer” del director finlandés Aki Kaurismäki, en el arteplex de corrientes y diagonal norte. Es la segunda que veo de él, y ya se convirtió en uno de mis favoritos cineastas, hay un frescura en sus trabajos que me gusta. No es popularmente conocido, pero sus películas son obras maestras del bajo presupuesto, me parece genial que se pueda hacer buen cine sin necesitar gran sumas. El mes pasado en el teatro San Martín hubo una retrospectiva de este director, se pasaron 16 de sus películas. Algo para destacar es que hizo una adaptación moderna para el cine del “Hamlet” de Shakespeare y de la novela “ crimen y castigo” de Dostoievski, con mucha originalidad.

Aki kaurismäki nos propone en “luces al atardecer” una mirada sobre los solitarios, en el caso de esta película un guardia de seguridad, personas que forman parte del sistema pero que al mismo tiempo están al margen y sin ningún tipo de protección. Y lo más duro de la historia es que ese pobre trabajador que lo único que tiene son sus sueños, va a prisión acusado de ser participe de un robo, del cual no participo, unos mafiosos lo usaron como chivo expiatorio. Uno de los meritos que tiene para mí la película, es el de contar una historia muy triste e injusta sin sentimentalismo, la crudeza despojada de cualquier tipo de manipulación para hacer emocionar.