Tuesday, September 29, 2009

Elogio de lo antique

Los edificios antiguos me producen un deleite visual mayor a los cuadros. Son el arte en las calles. Cuando paso por la puerta de alguno no dejo de mirarlo, como si siempre fuera el primer asombro. Nunca me canso de ver el Palacio Barolo, las cúpulas de congreso. Sus puertas enormes me emocionan, sus balcones con mucha ornamentación artística, un poco rebuscada, me seducen. Tienen un aura misteriosa, ¿quien vivirá en la buhardilla, tal vez un fantasma? Una de mis fantasías, es vivir una temporada en un piso de algún viejo petit hotel de Palermo, antaño residencia de alguna familia aristocrática. Con solo pensar eso se me estimula la imaginación. Los ambientes espaciosos, los pisos de madera, las cocinas de azulejos celestes.. Un amigo vive en uno hermoso en la avenida Rivadavia(once). Hasta tiene timbres (ya en desuso) en lugares como la cama, que se usaban para llamar a la criada. Un baño con dos puertas, con una bañadera enorme, cocina y living comedor señoriales, tres cuartos grandes y un ventanal bastante New yorkino. La ventaja de vivir en esas viviendas, aparte de las espaciales, es que te permiten imaginar como fue el pasado.

Me gusto por la estética antique, no se limita sólo a lo hogareño. También abarca los libros. Los orgullos de mi biblioteca son tres : Una primera edición de Gargantúa y Pantagruel , Francois Rabelais, con prologo de Anatole France e ilustraciones de Gustavo Dore, editorial el ateneo, 1956. Tapa dura, impecable estado. Era de mi mamá, que me contó que de chica lo tenía que leer a escondidos porque para esa época era un libro muy soez. El tomo dos de las narrativas completas de Ernest Heminguay, edición de 1987, editorial seix Barral, con las obras tener y no tener y adiós a las armas. Tapa dura marrón, hermosa. Lo compré en una librería de usados a dos mangos. Y la ilíada de Homero, en una primera edición de 1953, Janes editor.

Ayer me paso algo genial, por lo menos para mí. Entre a un negocio de mi barrio, de esos que venden muebles y electrodomésticos usados. Me llamo la atención que en la entrada tuviera un estante con libros viejos. Me puse a revolver. En un momento se me acerco el dueño del negocio, me invito a ingresar, y me mostro que en una biblioteca, que no estaba a la vista, tenía una colección completa de selecciones de reader`s digest del año 41 al 81. En otros estantes tenía diccionarios, novelas, manuales de administración de empresa, libros de leyes, todos usados y a la venta. Me encanto la actitud entusiasta del señor. Todo un innovador, si uno pasa por la puerta del negocio, sigue de largo, no llama la atención, al menos que uno ande necesitando algún mueble. Pero si uno es atento, y ve el estante de libros, si es que le interesan , para a ver, me parece que es una estrategia. Al que se acerca, lo hizo conmigo y con otro curioso más, le muestra los libros. Lo mejor es que cada revistita costaba dos pesos, me lleve una de mayo del 81 , y pienso ir por más. El contenido de la misma más que rico. Me hizo feliz ver viejas publicidades de los ochenta: Nueva ford Taunos coupé 81.Videocinta grabadora panasonic. Clásicos de la música universal.¡ Ahora también en cassettes!.


Tiempos no tan lejanos, pero ya lejanos. La tecnología avanza hacía cosas mejores, a mucha velocidad. Los diseños modernos también me gustan, pero los de antes, vistos hoy me gustan más, ¿ no seré muy nostálgico?

La imagen que ilustra este post, no es de la revista que compre, ya que la mía no la pude subir, el formato y diseño es el mismo.

1 comment:

Megas Alexandros said...

a mi me pasa lo mismo