Monday, March 26, 2007

Ayuda a tu padre

La idea y acto de que algo evolucione es de por si un signo de estimulante vitalidad: De ser simios pasamos a ser humanos; en términos de formas musicales, la obertura con el paso de los siglos dio lugar a la sinfonía; el atari pegó un salto monumental y hoy tenemos el nintendo o sega y otros tantos adelantos de la ciencia. ¿Se puede prescindir en algún aspecto de la vida de la idea de evolución? Y esta pregunta, cuya respuesta es obvia, la hago porque en algunos aspectos de la vida nos cuesta más aceptar los cambios.


Y esto se puede ver bien claro en la relación entre padres e hijos. Lamentablemente hay familias que siguen queriéndoles imponer las carreras, y así de esta forma los arrastran a elegir alguna de las del trió hegemónico conservador, me refiero a medicina, abogacía y contaduría. ¿Y cual es el argumento sabio que aducen para semejante acto coercitivo? Razones económicos, tradición familiar, prestigio social, ¿ y esto hace feliz a sus hijos? Y esto anacrónicos legados familiares son los causantes de que haya padres que no puedan entender que su hijos quieren hacer lo que aman, y que no le importan el dinero por el dinero. Pero nuestros padres también sufrieron lo mismo por parte de los suyos, y a veces de manera inconsciente incurren en el mismo error. Es muy común la figura del padre frustrado que no eligió lo que realmente quería hacer, sino lo que le proporcionaría un buen pasar económico, y la débil excusa es que lo hicieron pensando en el bien de la familia, para luego pasarse la vida transmitiendo rencor y apatía. Se puede hacer lo que uno quiere y mantener a los hijos, hay mucha gente que lo hace, claro está con mucho esfuerzo. Se dirá que el camino que eligieron fue el más seguro, es cierto, pero no era el que conducía al bienestar de todos. Por suerte esta tendencia de a poco está cambiando, y están surgiendo nuevas opciones para los jóvenes, que ya no son tan presionados por los padres.


En la relación entre el paciente y el terapeuta hay algo que se llama “retroalimentación” que es cuando los dos se ayudan mutuamente, no solo el psicólogo brinda ayuda, sino que también la recibe. Y esto es muy aplicable a la relación entre padres e hijos, quienes por amor deberían ayudarlos a desenterrar algún viejo sueño, y decirles “viejo hay tiempo, todavía no estás muerto, no podes decir que estás acabado.”


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