Monday, May 14, 2007

Encontrate

El otro día en la sesión de terapia de grupo hablamos de la importancia de” no dejarse abrumar por la situación.” Sí, en teoría lo sabemos todos, pero en la práctica muy fácilmente nos dejamos perturbar perdiendo la calma, y esto nos lleva a un gasto de energía innecesario hasta en las cuestiones más triviales. Algo que me solía pasar, es dejar mis llaves en cualquier lado de la casa, y al momento de necesitarlas enojarme con las “llaves “como si ellas tuvieran la culpa de estar donde no tienen que estar. Pero ojo, no vayan a tomar esto literalmente, sino van a pensar que estoy loco de verdad, lo que trato de decirles es que en realidad “el perdido era yo, no la llaves”. Esto se basa en una cita que leí en el blog 100 volando sobre un libro que trata este tema. Me parece un planteo muy inteligente y realista para afrontar las vicisitudes de la vida cotidiana. Algo parecido nos sucede cuando estamos en medio de un embotellamiento y nos desvivimos tocando bocina al que tenemos adelante como si fuese el culpable, en vez usar la cabeza y caer en la cuenta que esta ciudad no da para más.

2 comments:

Hernán Segurola said...

Leyendo tu posteo me acordé de un libro de otro Santiago. Kovadloff escribio "Una biografía de la lluvia", y el capítulo -un soliloquio del extraviado- no tiene desperdicio.

Anonymous said...

Te agradezco tu comentario.Y me alegro que hayas recuperado el hábito de escribir en tu blog.

Saludos