Siempre que veo alguna muestra de fotografía contemporánea quedo sorprendido por algo, algún enfoque curioso, alguna mirada distinta, alguien que vio otra cosa, es como mirar por la ventana de distintas personas en diferentes barrios, desde ellas vemos cosas diferentes, pero la esencia es lo misma, una búsqueda estética, cada uno abordando los objetos desde distintos ángulos de la vida. Lo que me fascina de esto, y esto es inocente de mi parte, es lo distintas que son las fotos que ellos sacan, de cosas cotidianas como las puedo sacar yo, pero con el toque artístico que tanto envidio (sanamente). Si no fuera tan caro, me gustaría tener como hobby a la fotografía, ella te invita a estar atento todo el tiempo, uno nunca sabe cual hay que apretar el gatillo.
Ayer andaba con tiempo libre por plaza Francia y me metí en el centro cultural recoleta a ver que había, y me encontré con una muestra de fotografía de María Conti, una desconocida para mí, y entré. El tema principal eran los paisajes naturales y urbanos, estos últimos, despojados de toda la parafernalia arquitectónica que tanto impacta, y poniendo el foco en cosas que suelen pasar desapercibidas habitualmente: changuitos llenos de cartones, carros improvisados de botelleros, inventos raros para transportar basura, todos vehículos creados por los marginados de la sociedad o los que elijen ese tipo de vida al margen del sistema laboral.
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